Miguel de Cervantes.


De Miguel de Cervantes Saavedra (Alcalá de Henares, 1547- Madrid, 1616) dicen los que saben que no fue buen poeta. Desmiéntanlos sus sonetos humorísticos.


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Primeros versos



Diálogo entre Babieca y Rocinante.

-¿Cómo estáis, Rocinante, tan delgado?

-Porque nunca se come y se trabaja.

-Pues, ¿qué es de la cebada y de la paja?

-No me deja mi amo ni un bocado.

-Andad, señor, que estáis muy mal criado,

pues vuestra lengua de asno al amo ultraja.

-Asno se es de la cuna a la mortaja;

¿queréislo ver? Miradlo enamorado.

-¿Es necedad amar? -No es gran prudencia.

-Metafísico estáis. -Es que no como.

-Quejáos del escudero. - No es bastante:

¿cómo me he de quejar en mi dolencia

si el amo y escudero o mayordomo

son tan rocines como Rocinante?

Miguel de Cervantes.


A un valentón metido a pordiosero.

Un valentón de espátula y gregüesco

que a la muerte mil vidas sacrifica

cansado del oficio de la pica

mas no del ejercicio picaresco,

retorciendo el mostacho soldadesco

por ver que ya su bolsa le repica,

a un corrillo llegó de gente rica

y en el nombre de Dios pidió refresco.

-Den voacedes, por Dios, a mi pobreza

-les dice-; donde no, por ocho santos,

que haré lo que hacer suelo sin tardanza.

Mas uno que a sacar la espada empieza:

-¿Con quién habla -le dijo- el tiracantos?

¿Qué es lo que suele hacer en tal querella?

Respondió el bravonel: -Irme sin ella.
Miguel de Cervantes.


A un ermitaño.

Maestro era de esgrima Campuzano,

de espada y daga diestro a maravilla;

rebanaba narices en Castilla

y siempre le quedaba el brazo sano.

Quiso pasarse a Indias un verano

y vino con Moltalvo, el de Sevilla;

cojo quedó de un pie de la rencilla,

tuerto de un ojo, manco de una mano.

Vínose a recoger aquesta ermita

con su palo en la mano y su rosario

y su ballesta de matar pardales.

Y con su madalena, que le quita

mil canas, está hecho un San Hilario.

¡Ved cómo nacen bienes de los males!

Miguel de Cervantes o bien D. Diego Hurtado de Mendoza