Había conocido otros hombres como aquél y todos jugaban de la misma manera y todos resultaban inofensivos, incluso al final, cuando torpe e inevitablemente intentaban besarla. Aquel desconocido se parecía tanto a otros desconocidos que, antes de conocerle, ya había dejado de ser un desconocido, con lo cual se ponía de manifiesto que todos los desconocidos son seres muy vulnerables, a los que basta conocer para que dejen de existir. Cecilia pensó que de ahora en adelante ya no debía temer a los desconocidos.

 

Gonzalo Suárez
Rocabruno bate a Ditirambo