¿Nuestro tesoro? El vino. ¿Nuestro palacio? La taberna.
¿Nuestros fieles compañeros? La sed y la embriaguez.
Ignoramos la inquietud porque sabemos que nuestras almas,
nuestros corazones, no tienen nada que temer del polvo, del agua, del fuego...

* * *

¡Vino! ¡Vino a torrentes! ¡Que salte en mis venas!
¡QUé bordonee en mi cabeza! Unas copas... ¡No digas más!...
Todo es mentira... ¡Unas copas! Aprisa...
Ya he envejecido...

 

Omar Khayyam
Rubaiyyat