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Todo lo real es pensable |
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JORGE WAGENSBERG Sea una mente pensante
y el resto del mundo. La unión de estas dos partes desproporcionadas es el
conjunto de todo lo que es: la realidad. En ella se basa el primer principio
del método científico. Es la hipótesis del mundo real: la realidad existe y
es pensable. Una hipótesis no es verdad ni mentira. Se acepta o no se acepta.
No aceptar la hipótesis del mundo real es una decisión inútil. Asumirla, en
cambio, ha servido para producir toda la ciencia aún vigente. El científico
necesita afirmar: todo lo real es pensable. Imposible demostrar la verdad o
falsedad de esta afirmación. Por eso es una hipótesis. Para demostrar que es
verdadera habría que recorrer toda la realidad (una tarea infinita). Para
demostrar que es falsa habría que encontrar algo real que no fuera pensable
(pero ¿cómo asegurar que tal situación no se debe a una particular
incompetencia?). En cambio, la tesis todo lo pensado es real se puede
demostrar falsa o verdadera. Por eso es una tesis. A ello, justamente, se
aplica la ciencia. Se empieza por percibir lo real. Luego se piensa una
representación. Y por fin la gran cuestión: ¿hasta dónde es real tal
representación? ¿Cómo saber hasta qué punto es real lo que pensamos? Se diría
que, desde la mente que piensa, existir tiene grados. La mínima manera de
existir es el no existir por imposibilidad lógica. Es el grado cero. Por
ejemplo, una mente puede imaginar el siguiente suceso: un individuo viaja a
su propio pasado y cambia la historia. El suceso es lógicamente imposible ya
que puede ser a la vez A y la negación de A (en particular, el individuo
puede usar su existencia (A) para eliminar a cualquiera de sus ancestros
necesarios e impedir así su existencia (no A). Es la manera más radical de
ser irreal. Las contradicciones internas de lo pensado, la incoherencia
lógica, anula cualquier pretensión de acceder a la realidad. El grado uno de
existencia en una realidad se da cuando lo pensado, aunque limpio de
contradicciones internas, resulta que tiene contradicciones con la realidad a
la que pretende acceder. Por ejemplo, se puede pensar en un barco que
funcione perpetuamente tomando energía del océano (enfriando
insignificativamente sus aguas). Ello no viola el principio de conservación
de la energía, pero sí el segundo principio de la termodinámica. Es un barco
sin problemas lógicos, pero termodinámicamente inviable. Un barco pensado
así, jamás surcará aguas reales. El grado dos de
existencia en una realidad se da cuando no hay contradicciones, pero sí
cierta incompatibilidad con la particular realidad. Se puede imaginar un
insecto de 15 metros pero, en el planeta Tierra, sería incapaz de aguantar su
propio peso. Por ello, tales criaturas sólo se ven en el cine. El grado tres de
existencia en una realidad se da cuando, sin contradicciones ni
incompatibilidades, lo pensado sólo tiene que coexistir con los objetos y
sucesos de tal realidad. La realidad es una potencialidad mesurable por la
probabilidad. Por ejemplo, en un paisaje blanco lleno de pájaros una mariposa
negra es menos probable que una blanca. La ciencia parte de
realidad para volver a ella. Es un círculo virtuoso, porque la ida y la
vuelta no son simétricas. La ida sigue a la hipótesis: todo lo real es
pensable, la vuelta persigue la tesis: todo lo pensado es real. El hecho
trivial de que una mente pueda pensar sucesos no reales sugiere un colorario
conmovedor ya que, si todo lo real es pensable y no todo lo pensado es real,
entonces la imaginación es más grande que la realidad entera. Jorge
Wagensberg es
director del Museo de la Ciencia. Fundación La Caixa. |
Publicado en EL PAIS Futuro (Miércoles, 10 de octubre de 2001)
Extraído de la red