D. Agustín de Salazar.


D. Agustín de Salazar y Torres (Almazán, 1642 - Madrid, 1675), viajó por Méjico, Alemania e Italia y fue discípulo de Calderón.

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Primeros versos



Da noticia de sus gracias.

Si de alguna taberna en los tapices

visteis al Cid sin calza o pedorrera,

si al moro Abindarráez de Antequera

sin marlota, turbante ni terlices;

si visteis a Catón con más narices

colgado de un figón en la espetera,

visteis, Cintia, la efigie verdadera

de mi cara, colores y matices.

Demás desto, soy tonto un tanto cuanto

y tan puerco, que puedo ser poeta;

y hay, con todo esto, quien por mí se muere.

De insulso, a nadie quiero, sin ser santo;

siendo yo tal, juzgad como discreta

qué tal debe de ser la que me quiere.

D. Agustín de Salazar.


Muestras de su amor.

Si a la región adonde el Sol no llega

me fueses colocado, dueño mío,

donde se hiela el mar y cuaja el río

y ni uno corre ni otro se navega;

si te huyes, mi bien, a la Noruega

en los rigores del invierno frío

o adonde en el ardiente y seco estío

golfo de rayos la Etiopía anega;

si en el Africa estéril y arenosa

de víboras ardientes habitada

te viese entre sus áspides más fiera,

tal es de Amor la fuerza poderosa

que si a éstas partes fueras trasladada,

lleve el diablo mi vida si allá fuera.

D. Agustín de Salazar