La postura correcta para lanzar

 

Una cuestión que muchos jugadores principiantes se preguntan es cuál es la postura más adecuada para jugar los dardos. La física (mecánica) del lanzamiento de dardos nos indica que lo más importante es que el cuerpo se mantenga en reposo (quieto) durante el lanzamiento. Sólo sistema articulado formado por el antebrazo, brazo, muñeca y mano se deben mover durante el lanzamiento para conseguir que el dardo siga la trayectoria parabólica correcta. El hombro debe permanecer en reposo absoluto. Introducir movimientos adicionales de cualquier otra parte cuerpo complica innecesariamente la mecánica del lanzamiento. Más aún, nuestra postura debe ser cómoda y relajada, para permitirnos lanzar muchas veces sin sufrir un cansancio excesivo.

 

Aunque estas ideas "físicas" básicas a algunos jugadores les parecen obvias, otros las exageran o se las toman a la ligera, todos hemos asistido a discusiones relativas a cómo, dónde y por qué un jugador se debe colocar tras la línea antes del lanzamiento. Sin ánimo de sentar cátedra al respecto, vamos a revisar algunas de las leyes básicas de la física que nos ayudan a contestar la cuestión sobre cuál es la mejor postura.

 

Figura 1. Postura "estándar" a la hora de lanzar dardos.

 

 

 

La figura 1 muestra la postura más popular en la que el jugador coloca su pie derecho en la línea, mueve su pie izquierdo hacia atrás y transfiere el peso de su cuerpo hacia adelante, hacia el tablero. Algunos jugadores levantan ligeramente el tobillo del pie izquierdo, dejando en contacto con el suelo sólo la puntera del zapato; otros, por el contrario, mantienen toda la suela apoyada en el suelo. Sobre el ángulo entre el pie derecho y la línea hay muchas variaciones, desde los jugadores que lo ponen paralelo a la línea, torsionando (doblando) el cuerpo por la cintura para apuntar de frente hacia la diana, a los que que lo ponen perpendicular a ésta, con la puntera en dirección a la diana. Algunos jugadores, incluso, lanzan sólo con el pie derecho en el suelo, con el otro en el aire, sin embargo no recomendamos esta postura porque es muy inestable.

 

Figura 2. "Radiografía" de la postura estándar (a) y vista superior del brazo (b).

La figura 2(a) muestra una "radiografía" de las articulaciones y de los puntos pivotes más importantes en el cuerpo de un lanzador que utiliza la postura estándar. Los jugadores zurdos deben considerar su imagen especular. En la figura 2(b) se muestra un detalle del sistema hombro-brazo, que muestra que el jugador ha de doblar su cuerpo de forma que un hombro se orienta hacia la diana y el otro en la dirección opuesta. La línea que une ambos hombros forma un ángulo de aproximadamente 45 grados respecto a la línea de tiro. Esta torsión es muy importante ya que hace que el antebrazo (pivotes 2 y 3) formen una línea recta en dirección hacia la diana. Esta minimiza de forma natural el movimiento de otras articulaciones y partes del cuerpo, y permite que el cuerpo del tirador defina una plataforma sólida y estable a partir de la cual lanzar el dardo.

La postura estándar tiene otra ventaja adicional, ya que permite reducir la distancia desde el punto en el que se suelta el dardo hasta la diana. Dependiendo de la altura y envergadura del jugador, se puede llegar a reducir la distancia en más de 25 cm (imagine el lector a Romay lanzando dardos). Sin embargo, el principiante debe tener cuidado a la hora de elegir esta postura pues no debe inclinarse demasiado, ya que puede perder estabilidad si su centro de gravedad está demasiado adelantado, y además puede provocar un cansancio excesivo en sus músculos lumbares si éstos se han de mantener tensos durante cada lanzamiento. Para ello se recomienda que mantengamos el peso de nuestro cuerpo bien repartido hacia delante y hacia atrás, por ejemplo, haciendo que sobre el pie delantero recaiga un 75% del peso del cuerpo mientras que el 25% restante recaiga sobre el pie trasero. De esta forma, estaremos unos 5 cm más cerca de la diana que si nos hecharamos hacia delante completamente, pero provocaremos mucho menos cansancio. No es vano recordar que el cansancio es uno de los factores que más influyen en que erremos un lanzamiento.

 

Figura 3. "Radiografía" de la postura frontal (a) y vista superior del brazo (b).

La figura 3(a) muestra una "radiografía" de un jugador que utiliza una postura frontal, que en muchos puntos es completamente opuesta a la postura estándar. En esta postura el cuerpo está igualmente distribuido entre ambos pies, que están en contacto permanente con el suelo y perpendiculares a la línea de tiro; además, los dos hombros se mantienen paralelos a ésta. Hay algunos buenos jugadores que usan esta postura. Esta postura es menos usada porque requiere un estilo de tiro mucho más cuidadoso. Para que el cuerpo se mantenga en reposo hay que evitar girar los hombros durante el lanzamiento. Sin embargo, como muestra la figura 3(b), la ausencia de un bloqueo geométrico de los hombros, obliga a un esfuerzo de concentración adicional para evitar que se muevan. Si no logramos mantener los hombros quietos, el movimiento del cuerpo generado en éstos, y en la cintura, puede crear un mayor imprecisión en el tiro. La ventaja más importante de esta postura es la comodidad de los músculos, especialmente de los lumbares. Su mayor desventaja es que el lanzamiento se realiza desde una distancia ligeramente mayor que con la técnica estándar. En nuestra opinión, si un jugador adquiere maestría en esta técnica, seguramente descansará mucho mejor al final de un torneo que con la postura estándar, ya que su cuerpo sufre mucho menos esfuerzo.

Recomiendo al lector que haga un experimento sencillo: mantener la postura de lanzamiento estándar y la frontal durante unos cinco minutos seguidos, sin realizar el correspondiente lanzamiento. Con toda seguridad se notará una gran diferencia en el esfuerzo sufrido en ambos casos. Sin lugar a dudas, nuestras lumbares agradecerán la postura frontal. Seguidamente, podemos realizar varios lanzamientos de prueba con ambas posturas para comprobar a cual de las dos posturas se adapta mejor nuestro estilo de tiro, que depende de muchos factores, como nuestra envergadura, tamaño de las manos, tipo de dardos, etc.

Las dos posturas que hemos presentado, que son completamente opuestas, muestran el extremo de una infinidad de posturas intermedias posibles. Cada jugador debe buscar la postura que más se adapte a su estilo de tiro. La comodidad del cuerpo y del brazo es fundamental a la hora de obtener buenos resultados. Especialmente importante es lograr que la articulación del brazo realice un movimiento en un solo plano, con lo que al evitar movimientos laterales del brazo, se reduce el margen de error.

Me atrevo a recomendar, especialmente a los jugadores principiantes, que prueben con diferentes posturas intermedias entre la estándar y la frontal, con diferentes ángulos entre la línea de los hombros y la diana, diferentes ángulos entre el pie derecho y la línea de tiro, tratando siempre de conseguir una postura cómoda y perfectamente equilibrada, que nos acerca lo más posible al tablero, pero que permita que nuestro cuerpo se comporte como una roca, perfectamente inmóvil. El adecuado compromiso, que depende de nuestra forma de tiro, siempre es difícil, pero vale la pena perder algún tiempo buscando la mejor postura, ya que nuestro promedio de aciertos lo agradecerá.

 

Francisco R. Villatoro

Profesor de la Universidad de Málaga