Cuando rugen los volcanes

El volcán Guagua Pichincha, situado en las cercanías de Quito, capital de Ecuador, y en cuya falda residen más de 100.000 personas, despertó, tras más de tres siglos, el pasado martes 6 de octubre, expulsando una columna de cenizas blancas de 20 kilómetros de altura que ha cubierto de "nieve en polvo" toda la ciudad. Si bien los efectos sobre los ciudadanos parecen controlados, los efectos sobre la agricultura y la ganadería de la zona pueden ser bastante graves. Según los científicos, la erupción del Pichincha es de tipo lento y puede duras meses o, incluso, años. Si bien la lava no va a ser un problema, los habitantes de Quito van a tener que acostumbrarse a vivir junto al volcán.

La predicción del comportamiento de un volcán, hoy por hoy, está fuera del alcance de los científicos (vulcanólogos). La dificultad de realizar experimentos en el interior de un volcán hace que muchas de las propiedades físicas de los volcanes sean todavía desconocidas. Recientemente el catedrático de la Universidad de Málaga, Juan Ignacio Ramos Sobrados, que ha trabajado en la vertiente teórica de un proyecto de investigación europeo en vulcanología, cuya parte experimental ha sido desarrollada en el volcán Etna de Sicilia por investigadores franceses, británicos e italianos, ha demostrado que los modelos experimentales actualmente en uso para la viscosidad del magma durante su tránsito a través de las chimeneas de un volcán son incorrectos.

Dada la gran dificultad involucrada en un estudio directo del magma o la lava de un volcán en erupción, los estudios sobre las propiedades de la lava se suelen realizar en laboratorio a partir de lava ya solidificada. Esta lava es licuada artificialmente y se estudian en laboratorio sus propiedades como fluido viscoso. El profesor Ramos ha desarrollado un modelo matemático del comportamiento de la lava fluyendo en el interior de una chimenea de un volcán, que incluye además de la propia lava, las burbujas de vapor y los residuos sólidos arrancados por la lava de las paredes y arrastrados por ella durante la erupción. Utilizando el modelo de la viscosidad de la lava, es decir, su resistencia a fluir en contacto con las paredes de las chimeneas o de la ladera del volcán, obtenida en laboratorio ha obtenido resultados que no describen correctamente el comportamiento de la lava real en la caldera para los volcanes Vesubio, Etna y el del Monte de Santa Helena. Más aún, ha desarrollado un nuevo modelo matemático para la viscosidad de lava que se ajusta mejor a los datos experimentales para dichos volcanes.

El modelo de la lava del profesor Ramos debía verificarse utilizando medidas experimentales más precisas del volcán Etna. Desafortunadamente, una erupción en dicho volcán, que fue controlado por los servicios de protección civil introduciendo bloques de hormigón en su chimenea principal, consumió los fondos europeos que iban a posibilitar el estudio experimental. Los volcanes tienen un comportamiento cíclico y épocas de reposo suceden a épocas de erupción lenta o, incluso, violenta. Sin embargo, nuestro conocimiento sobre los volcanes, hoy por hoy, no permite decidir con el grado de certeza requerido por los servicios de protección civil, cuando un volcán volverá a rugir.

Francisco R. Villatoro

Profesor de la Universidad de Málaga